Deviene

No está bien, pero este tipo de cosas cuando suceden, le quitan un poco el sabor aburrido a las mañanas. Preparaba yo el café y estabamos apunto de empezar a desayunar cuando se escuchó el estruendo del choque. Al parecer hubo heridos, pero en fin, es el costo que estamos siempre dispuestos a asumir con tal de echar a andar las cosas, asi sea a medias, en una semi-operabilidad. Un amigo escribió al respecto: Se vive en un estado de gracia, en un caos funcional, en el conformismo acomodado de un proyecto urbano eternamente inacabado,…. Y estos sucesos le hacen a uno convenir en ello. Estos y tantos otros que juntos hacen al pueblo y su estampa.

Ese afán que supone el logro material y el desarrollo, nos clava de cabeza en una carrera desesperada en la que ninguno llega primero, ni el ciudadano atrofiado por un tumulto de deseos que lo ahogan en deudas esteriles, ni el politico con sus promesas inverosimiles de campaña o sus carreteras inauguradas a medio hacer a final de mandato. Incluso las buenas intenciones no pasan de ser mas que propositos ante una forma de proceder ya tan interiorizada,.. basta echar un vistazo al desastre logístico en que ha resultado la reconstrucción de Cinchona – Se reunio el dinero pero nadie se pone de acuerdo para materializar una verdadera ayuda. 

Otro amigo me dice que alguien, alguna vez le dijo: «hay que ir cocinando y cuchareando»,  Ahora entiendo porqué la persona que lo dijo, lo dijo en su momento, pues hoy, tal como entonces, no queda  mas que ir cuchareando, y esta sopa se va a tomar su rato para quedar a punto.

Como quiera que sea, nos quedamos cada uno con su devenir y  esa sensacion de normalidad  en la que conviene siempre ignorar algo–cada cual con sus motivos–. Al final,  todo transcurre como una de esas secuencias que se reproducen en tarjetas de cartón: Simple, mecánico y sin mucha gracia,  deseando siempre ponerle color, llevarla al film.